|| Glenn Requena / EFE
Los románticos juveniles y los géneros de ficción y fantasía son de las obras más compradas por los lectores
Tener un libro puede ayudar a una persona a mejorar sus hábitos de lectura e impulsar habilidades en la escritura, aunque la virtualidad sigue en auge desde la llegada de la pandemia del COVID-19, son muchas las personas que acuden a las librerías en busca del texto de su preferencia.
El equipo reporteril de El Periodiquito visitó varios de estos establecimientos, ubicados Maracay, municipio Girardot, donde se conoció que los libros aún son buscados para el entretenimiento y aprendizaje de los ciudadanos, quienes buscan obras de diferentes géneros para estimular la imaginación y la creatividad, además de mejorar la comprensión lectora y adquirir más vocabulario.
Románticos juveniles, ficción, fantasía e infantiles, son algunos de los libros más solicitados por los amantes de la lectura.
“Todavía son buscados los libros, pero varía también que haya opciones para ellos, no simplemente tener libros románticos o de Paulo Coelho. Ahorita se está vendiendo románticos juveniles, las muchachas están leyendo eso”, comentó Kevin Hidalgo, trabajador de una librería en un reconocido centro comercial, ubicado en el norte de Maracay.
Añadió que hay tiendas que venden libros a precios elevados, cuando no son nuevos ni originales, por lo que son pocas las librerías que ofertan obras a buen precio y únicos. “Eso marca bastante la diferencia”.
Los libros de autoestima siguen siendo una opción para leer, así lo resaltó otra trabajadora de una librería en el centro de la capital aragüeña. No obstante, novelas y cuentos clásicos, como El Principito, también son solicitados, útiles para actividades escolares.
“El movimiento no es como antes, pero sí. Hay personas que ya leyeron a través de la virtualidad, pero buscan el producto físico. Las librerías nunca van a morir”, recalcó la trabajadora.
FALTA DE RECURSOS
Julio Mazparrote, presidente de la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro), dijo a EFE que desde el 2013 hay falta de recursos para la importación de libros terminados y de materia prima para la producción local de obras, la pérdida del poder adquisitivo, la piratería y la migración afectaron al sector. “Durante la pandemia en el 2020 la situación empeoró”.
“En la medida en que cae la economía, todas las distribuidoras o importadoras de libros fueron poco a poco cerrando (…) Las librerías también se vieron afectadas porque, al caer el poder adquisitivo, los consumidores dejaron de comprar libros”, indicó Mazparrote.
IMPRENTAS
Mazparrote, quien también es vicepresidente de la Cámara Venezolana de Editores, detalló que las imprentas están disminuidas a 20% de su capacidad, por lo que no pueden cubrir toda la demanda y mucho menos exportar.
Consideró que para que haya un repunte del sector, es importante que la empresa privada pueda proveer en escuelas públicas y bibliotecas del Estado, lo que “permitiría dinamizar” a las editoriales, “fuente no solo de empleo sino de cultura”.
Además, consideró que tiene que haber “señales claras de una economía sana, en crecimiento”, para que las transnacionales puedan volver al país, así como “posibilidades de financiamiento y una reducción de la voracidad fiscal”.
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